jueves, 31 de enero de 2013

AJOS COMEN, LA VOZ DEL PUEBLO, columna publicada en El Día de Zamora.
1-2-2013

LA VOZ DEL PUEBLO
El clamor popular está tomando forma y dirección. Y Zamora se une a este clamor.
Hace una semana se constituyó aquí, en nuestra ciudad, la última del país en hacerlo, con excepción de Soria, el Frente Cívico “Somos Mayoría”. Esta plataforma, con abierto carácter asambleario, está dispuesta a plantear soluciones, protestas e ilusiones ante este lamentable momento histórico.
La asistencia a la convocatoria llenó una gran sala, lo que para algunos de los convocantes fue un rotundo éxito, aun así, algún asistente clamó que éramos pocos, pues el padecimiento y la burla que sufre la ciudadanía por la casta política es gran mayoría. Lo que sí es verdad es que había cientos de seres humanos y un manifiesto espíritu de lucha. Digo esto, porque se insistió que los asistentes acudían de forma particular, sin representar a ninguna ideología o afiliación. La que sí estaba representada era la indignación de la ciudadanía. La verdad, no había muchos jóvenes. Sobre ello escuché dos versiones, “ni están ni se les espera, pues los hemos educado nosotros”, y “ellos van por delante, abriéndonos el camino”.
Una de las primeras cuestiones que se aclararon fue que el Frente Cívico no será un partido político. Lo que aspira esta nueva asociación es a marcar una pauta diferente a la hora de hacer política, menos mediocre, más eficiente, justa y clara, no transparente, que las transparencias muestran lo que te ponen detrás.
¿Y qué se hará? Eso quedó para la próxima convocatoria, pero, de momento, se ayudará a los damnificados por los desahucios. De cualquier manera, contra qué hay que batallar, quedó muy claro, querido lector, contra todo eso de lo que te quejas todos los días, que todos nos quejamos, y que estamos cansados de repetir.

J.V.G.

jueves, 24 de enero de 2013

AJOS COMEN, TRASTORNO BIPOLAR, columna publicada en El Día de Zamora.
25-1-2013

TRASTORNO BIPOLAR
Recuerdo una pregunta que le hicieron en la radio a un amigo mío, director de teatro, para más señas, dos días antes de las últimas elecciones generales.
–¿Qué le pedirías al próximo gobierno que salga de las urnas?
La contestación fue fulminante, ilustrada y precisa:
–La dimisión –dijo sin ruborizarse. Después, ni corto ni perezoso, aclaró el porqué de su respuesta, pero si cuento eso, diríais que tengo un amigo pitoniso.
Insisto, faltaban dos días para las elecciones, y por lo tanto, para saber quiénes serían nuestros gobernantes, aunque, obviamente, todos lo sospechábamos.
Traigo esto a colación, querido lector, para mostrar la confianza que tenemos en los políticos, es decir, ninguna. Pero, el verdadero problema de esta desafección en el sistema político no son ellos –que también–, son las obscenas leyes que permiten el ultraje, desde dentro, a la verdadera democracia, que se descubre despótica, siniestra y cruel, donde los rateros siguen en sus cargos, los mentirosos con sus mentiras y los corruptos con sus corruptelas. Y esas leyes, cuyos principios sufren profundos trastornos bipolares –PP, PSOE, aunque sus polos tampoco anden muy lejos–, ¿quién las puede cambiar? Ahí está el dilema, pues son ellos mismos, qué bien se han sabido repartir el pastel, los que tienen la llave para forjar un sistema justo. O sea, que es como combatir la anorexia con una huelga de hambre indefinida, lo mismo que poner al zorro a cuidar el gallinero o igual que darle a un juez la potestad de juzgar su propio delito. 

J.V.G.

jueves, 17 de enero de 2013

AJOS COMEN, LA MALA EDUCACIÓN, columna publicada en El Día de Zamora.
18-1-2013

LA MALA EDUCACIÓN
Diferenciemos, si es posible diferenciar, educación de cultura.
Es, en la educación, donde el ser humano cimienta, entre otras cosas, sus valores, su temple, su tesón, la dignidad, la ética y el respeto. La cultura es la enseñanza que administra las pautas para comprender la vida y el mundo en el que vivimos; es la explicación, como una gran metáfora, de la realidad. Por eso cada pueblo tiene su cosmología, su propia metáfora interpretativa.
Mientras que la cultura, principalmente, se imparte en clase, y habría de actualizarse con los tiempos, siendo clara y elegante, la educación forma parte del carácter de cada uno, y se adquiere a cada paso, forjada desde el propio hogar, el colegio o la calle. Por eso, la educación puede ser buena o mala, pero la cultura, como cuna del conocimiento, nunca debería ser sesgada ni partidista. No puede estar subyugada por ningún dogma, como tampoco por ninguna ideología ni por la pasión a un equipo futbolístico.
Nos han intentado tapar esas diferencias, querido lector, hasta existe un ministerio, llamado de educación y cultura, además de deportes. ¡Ver para creer! No hay más que echar una ojeada a una sesión parlamentaria en el congreso de los diputados, para observar lo que es la mala educación. Allí se sientan, no obstante, los gestores de la cultura. La educación, obviamente, tampoco los necesita.
Desde esta perspectiva, es fácil ver el rumbo que toma la cultura en nuestro país. Se privatiza a favor de la Iglesia, aunque nos sale por un pico, y se olvida su carácter público, verdadero generador de bienes futuros. Como sigamos así, van a enseñar a nuestros hijos que la única ciencia es la alquimia, que la Gran Verdad existe y la encontramos en la biblia, que todos venimos de Adán y Eva, y que la relatividad y la evolución no tienen fundamento, que fueron inventos de unos señores feos y malvados.

J:V:G:
Leyendo a Cervantes y su Quijote el día del libro

AJOS COMEN,CON ESTRELLA Y ESTRELLADOS, columna publicada en El Día de Zamora.
 11-1-2013

CON ESTRELLA Y ESTRELLADOS
Truenan en mis oídos las solemnes palabras del último eslogan cacareado por los grandes círculos del poder: “Hay que arrimar el hombro. Entre todos saldremos del atolladero”. Engatusadora mentira destinada a calmar los ánimos de la gente humilde, la que ya arrimaba el hombro, la que sufre esta estafa, que otros llaman crisis. Nosotros, los humildes, somos los estrellados.
Después están los otros, los que tienen estrella. Estar en uno u otro lado, no es cuestión de suerte, ni de designios divinos ni de patrañas inocentes. Son los bandos que corresponden a la eterna guerra del rico en pos de su primacía. Una guerra en estado de tregua cuando los tiempos de bonanza son propicios y las migajas se reparten con alegría, y en acción cuando la escasez se convierte en el pan de cada día. Si no es plenamente necesario, no se sacan los tanques ni las bombas. Las batallas importantes se libran en solemnes despachos y en palacios de congresos. Las armas de los humildes son los gritos en las calles, que no acaban de estrellarse contra esos oídos sordos.
Si nosotros, querido lector, somos los estrellados, ¿quiénes son los otros, los que tienen estrella? A ellos no los conocemos personalmente, desde luego que no. A algunos los hemos visto en la tele, pero cara a cara, no, no los conocemos. Son personajes como de ficción, escondidos detrás de entes poderosos con siglas rimbombantes, que como jugando al despiste, nos presentan con el genérico de “mercados”. Pero hay más en este selecto grupo de la estrella, son todos los beneficiarios de las últimas fechorías estatales, las que implantan el pago del pobre y eximen al rico. Pertenecientes a este selecto grupo de privilegiados nos encontramos a la Casa Real, la Iglesia y la clase dominante, dícese de los dichosos políticos y de otros intocables, que se pasan por el forro toda ética y dignidad, cada uno de ellos con una recua de chupópteros a sus espaldas, capaces de deprimir no solo a un país, también a un continente, y si fuera menester, al planeta entero.  

J.V.G. 
AJOS COMEN, ERES UN PAYASO, columna publicada en El Día de Zamora.
 4-1-2013


¡ERES UN PAYASO!
Asentada sobre unos pilares de urgencia, nuestra democracia se tambalea al recibir el soplo airado de las nuevas circunstancias. Hoy en día nos vienen las que, sin duda, deberían haber sido viejas preguntas, pero que no quisimos, o no nos atrevimos, a cuestionar. Sin ser responsables de nada, ni tú ni yo, querido lector, nos vemos amenazados por anticuadas concesiones, que en aquel momento de premura, llamado Transición, quedaron instaladas en la Magna Escritura del Poder, cobertura de trampas, privilegio de pocos y engaño de masas.
Nos hablaron de “consenso”, “igualdad”, “perdón”…, eufemismos muy bonitos que acatamos como verdades fundamentales. Pero por las artimañas del lenguaje y su uso destinado a la engañifa, esos términos encerraron el designio de nuestro porvenir; de los entonces nacidos y de los aún por nacer.
Así es el genio del lenguaje, capaz de convertir el maravilloso vocablo “payaso” y lo que representa, en la expresión peyorativa “eres un payaso”. Así se transformaron las palabras antes citadas, convirtiéndose en el lastre que ahora nos toca padecer. El consenso sólo incumbe a las ideas reaccionarias; la igualdad es únicamente para los ricos; y el perdón se le concede solamente a los déspotas, desfalcadores, corruptos y chorizos en general. Y cuando se trata de socializar algo, se sociabiliza la miseria, las deudas de los mismos ricos que ofrecieron igualdad, y las ideas reaccionarias de los discípulos de aquellos que exigieron consenso. Mientras tanto, a los humildes nos hacen culpables, y se nos niega el perdón por unas faltas que nunca cometimos.
Y desde arriba, nos siguen diciendo, a cada uno de nosotros: “eres un payaso”. 

J.V.G.