8-3-2013
PERRO NO COME PERRO
Resulta lamentable contemplar el hado político de
este país. Además de habernos convertido en el hazmerreir del resto de Europa
–amén de ser causa de preocupación colectiva–, padecemos la opresión y la
indecencia de un retroceso, hasta hace poco, inimaginable.
Esta semana, con la rapidez del rayo, el gobierno
cesó a un fiscal por ser partidario del dialogo sobre un problema candente, sin
importancia para esta exposición, pero hay que decir que es una trama convertida
en cortina de humo para ocultar otros asuntos de vital importancia. Contrasta
tanta premura con la lentitud de esos mismos políticos al tratar otros asuntos,
dícese el caso Bárcenas, los desahucios, el paro (producto, entre otros
factores, de la malnacida reforma laboral) o la cuestión de los privilegios de
algunas castas, diría yo, antisociales –o antisistema–. Observemos la inmunidad
del rey, el favoritismo judicial hacia los corruptos y los privilegios de los
gestores de lo privado, de los banqueros, de la Iglesia o de las grandes
fortunas.
Nosotros, ese, para ellos, populacho que incordia y
totalmente prescindible, menos en época electoral, pedimos cuentas; la hartura
ha colmado nuestros cuajos, que creíamos –y creían– eran imperecederos.
Dando rienda suelta a una palabrería irreflexiva y
exaltados ánimos, nos alaban la gran transparencia con que llevan a cabo su
gestión de lo público Y nosotros, amigo lector, sin salir de nuestro arraigado asombro.
Después llega el punto culminante, el de las aclaraciones que pretenden
justificar lo injustificable. Hay gentes que se quejan de la señora María
Dolores de Cospedal por la torpeza de su discurso, excusando a su partido de
una presunta irregularidad. A mí, particularmente, me encantó, y certifica lo
que ya pensaba tras el debate sobre el estado de la nación: “Perro no come
perro”.
J:V:G:
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