20-09-2013
LA DE LA BALANZA
Creíamos
que la Justicia había tomado unas vacaciones, pero no, ahora nos enteramos que
se ha ido, aunque, no sabemos si ha emigrado o está buscando asilo político en
algún Estado verdaderamente democrático. Que lo encuentre es otro cantar.
Hay
peores posibilidades, dado que no aparece por ningún lado, y es que la hayan
asesinado o esté secuestrada. Descartando su muerte (aunque a lo mejor es
precipitado), de haber sido secuestrada, ¿quién, o quienes, son sus
secuestradores? ¿A quién recurrir? ¡Ay, ciudadanos desamparados!, que, por otro
lado, somos casi todos, la respuesta es trágica, más de lo que llegamos a
imaginar.
¿En
qué me apoyo para tener estas sospechas? Lo primero, esas sospechas no son sólo
mías, las tienen también juristas y gentes duchas en la materia. La culpable es
la Reforma de la Justicia y el descaro de mandamases y leyes, desajustes que
llevamos acarreando desde lejos. Entre otros dilemas, ellos, los expertos,
achacan de inmoral la elección del Presidente del Tribunal Constitucional, por
ser un colaborador fiel al partido del gobierno; que la nueva “ley” deja
desatendidos a los más débiles; que está en manos de las tesis minoritarias de
la Conferencia Episcopal en relación al aborto; que no es igual para todos
(bueno, eso lo decimos la inmensa mayoría, y a las pruebas nos remitimos); que
no dispone de los medios oportunos para realizar una labor ecuánime, rápida y
eficaz; que las nuevas Tasas Judiciales privan de justicia a una gran parte de
la ciudadanía; que está excesivamente politizada, vamos, que de imparcial tiene
lo que yo de cura. Y, para más inri, va a criminalizar a los que protestan.
Ojalá
la de la balanza se pueda quitar la venda de los ojos y escapar del rapto que la
encarcela, lo cual tampoco es de esperar.
Conclusión:
si la justicia es injusta, imaginad todo lo demás.
J.V.G.
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