25-04-2014
EL COLMO DE LA DESFACHATEZ
Semanita
de esperpento patrio. Así podríamos definir el juicio al magistrado Elpidio José Silva; y algo se hace
evidente, aquí, con la justicia, todo es posible. Va a tener razón el juez
acusado cuando dice, haciendo similitud con el pleito en el que está inmerso,
que: “un cirujano no puede operar en un estercolero”. Añado yo, ni es posible repartir
justicia si por medio hay un banquero. Y el banquero que nos ocupa, el señor Blesa, es de aúpa. Amiguísimo del
expresidente Aznar y enchufado por
él para liderar Caja Madrid, con la que cometió, presuntamente, un montón de
fechorías, enriqueciéndose desmedidamente a cuenta de sus trapicheos ilegales y
de arruinar a 187.000 familias con ese invento suyo de las participaciones preferentes.
Pero va más allá la cosa, con su gestión tramposa ha quedado embargado a todo
un país tras rescatar lo que él había arruinado.
Volvamos
al juicio de marras, que ruboriza a cualquiera, con un banquillo de los
acusados ocupado por el juez que encarceló a Blesa, seguido por los acoceados preferentistas y comandado por un tribunal
dudoso con una magistrada que había sido consejera de Caja Madrid durante el
mandato del susodicho. Pues eso, que este señor, uno de los mayores estafadores
de nuestra historia reciente, lo que es mucho decir, interviene como testigo, diciendo
que ha sufrido mucho y que se ha dañado su prestigio. Claro, los ancianos y preferentistas
se quejaron, como no podía ser de otra manera. A una afectada que, esa sí, se
convirtió en la voz del pueblo, la echaron de la sala por hablar y le pusieron
una multa. Pero, ¿qué esconde Blesa
para que toda la maquinaria del Estado se ponga a su servicio?
Nos
iremos enterando.
J.V.G.
Juez y jueza del sospechoso tribunal del proceso a Silva |
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