05-12-2013
LA SAGRADA CONSTITUCIÓN
Llamo
sagrada a la Constitución como si fuera La Biblia; y es que las dos estás
hechas con el mismo papel mojado. Las dos pertenecen a un género de escritura
que, si yo fuera crítico literario, denominaría “ficción sucia”, como guiño a
otro cliché llamado “realismo sucio”, en el que se incluye a Carver, Wolff, Bukowski o Ford.
Dice
el artículo 35 de la Constitución: “Todos los españoles tienen el deber de
trabajar y el derecho al trabajo, a la libre elección de profesión u oficio, a
la promoción a través del trabajo y a una remuneración suficiente para
satisfacer sus necesidades y las de su familia, sin que en ningún caso pueda
hacerse discriminación por razón de sexo”.
Artículo
47: “Todos los españoles tienen derecho a disfrutar de una vivienda digna y
adecuada. Los poderes públicos promoverán las condiciones necesarias y
establecerán las normas pertinentes para hacer efectivo este derecho, regulando
la utilización del suelo de acuerdo con el interés general para impedir la
especulación”.
Artículo
50: “Los poderes públicos garantizarán mediante pensiones adecuadas y
periódicamente actualizadas, la suficiencia económica a los ciudadanos de la
tercera edad”.
Artículo
27: “Todos tienen el derecho a la educación. Se reconoce la libertad de
enseñanza”, o “la enseñanza básica es obligatoria y gratuita”. Y así con la
sanidad, con el derecho a manifestarse y con todo lo demás. ¿Es la Constitución
“ficción sucia”, sí o no?
Ahora
los mandantes se cuestionan su reforma. Yo digo: sí, que se reforme, y se
resuma en dos frases: “Los derechos quedan en manos de poderosos, trampistas y abusadores.
Los demás, que se jodan”. Así sería realista, aunque fuera “realismo sucio”.
J.V.G.
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