03-01-2014
LOS REYES MAJOS
Ya vienen
los Reyes Magos: la ilusión de los niños, el símbolo de los sueños inocentes,
los jerarcas de la adoración, el merchandising del consumismo. Pero, ¡ay!, niños sin
sangre azul, gentes normales, que los reyes magos son la primera gran mentira.
La ilusión convertida en mentira para beneficio de las grandes marcas. Bueno,
queda el consuelo de pensar que, al menos, nos vamos acostumbrando a las
mentiras por venir, que, según vemos, no han de ser pocas.
Veo
a los reyes magos como arquetipos de ideas caducas y perniciosas. Por ser
reyes, representan la jerarquía de la sangre, la desigualdad de las personas,
el estar por encima del resto sin merecimientos ni profesionalidad. Por otro
lado, por ser adoradores de lo divino y portadores de ofrendas, personifican la
sumisión del ser humano, el dejar en manos de un poder ficticio nuestro propio
destino, la subyugación.
Detesto
las jerarquías que no sean con merecimiento y, únicamente, en lo profesional.
El número uno, como buen entrenador, forma parte de un equipo tras un mismo
fin. Esa es la única jerarquía útil. No obstante, hasta esas responsabilidades se
dan a dedo, somos España. Va a tener razón Benedicto
XVI, que en su libro interpreta que los reyes magos venían de Tartessos, eso es, entre Huelva, Cádiz y
Sevilla. Españoles tenían que ser.
A mí
me gustan más otros tipos de reyes. Elvis,
Lennon y Hendrix, por ejemplo. Mentaría a Janis Joplin, Amy Winehouse
o a Lola Flores, pero como el
patriarcado católico impide a las mujeres ser reinas magas, no puede ser.
También pensé en Michael Jackson, lo
descarté, no le fuera a parecer mal hacer de Baltasar. Que los reyes majos os
traigan buena música.
J.V.G.
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