29-04-2016
UNA DE INTRIGA
El poder no es un ente abstracto. Es la suma de leyes, mensajes
tácticos, sobornos, corruptelas y otras estrategias, de las que se valen unos
pocos para meter a la mayoría por la vereda de la sumisión consentida, inconsciente.
“El juego de las urnas”. En estos cuatro meses hemos visto que no son los
políticos los que tienen el mando. Ellos son los títeres, bien remunerados e
imprescindibles, cuya misión es que no se note el fomento de la desigualdad
entre los más ricos y la gente trabajadora, si es que tiene la suerte de
trabajar.
En realidad, los políticos, sobre todo los de alto standing, actúan como Agentes Secretos
para las grandes empresas. Conviene recordar a nuestros presidentes y ministros,
del pasado y del presente. Esto lleva a pensar que los Estados son como agencias
al servicio del Gran Estado, el del dinero.
Después está el cuarto poder, la prensa, que el otro día prefirió
huir de las verdades y manipular y difundir mentiras, y el plasma. Tampoco es
de extrañar, Cebrián, el de Prisa, el
que despidió a un periodista por dar noticias, es uno de sus adalides, ¿qué
podemos esperar?
J.V.G.
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