02-09-2016
LOS SANTOS MARRULLEROS
La religiosísima Ana Pastor,
presidenta del Congreso, quiere ser virgen, pero no una virgen de las de toda
la vida, no, ella quiere ser una Virgen con mayúscula. A su niño mesías ha
decidido llamarle Mariano, y piensa parirlo, para no ser menos, el día en el que
nacen todos los niños divinos, el de Navidad. Porque Marianico ha de ser El
Enviado que nos salve del mal.
Uno de los apóstoles de esta
religión, Pedro (¿de qué otra forma se podría llamar?), va a negar tres veces,
como el otro Pedro. Sí, negará a Mariano, se negará a sí mismo y se negará
también a que se celebren otras elecciones. (Tres negaciones incompatibles y un
solo dios verdadero: El dinero) El sanedrín, todo hay que decirlo, no quiere
que sobre esa piedra se construya otra iglesia.
Pero esta religión tiene a Pablo,
que, como el de Tarso, es un buen gestor de las relaciones públicas, capaz de
convencer a los desengañados del dogma. Vamos, que es la pieza que completa el
puzle.
Después está Albert, el apóstol que
faltaba. Éste, como Judas, es capaz de vender su alma por treinta monedas, más
o menos.
En definitiva, será lo que dios (el
dinero) quiera.
J.V.G.
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