07-03-2014
CUANDO CANTAN LAS RANAS
Había
una vez un hombre, garrulo como él mismo, que le dijo a otro:
–Para
saber si está lloviendo, no hay nada como cuando cantan las ranas.
El
otro, incrédulo, contestó:
–Pues
anda, que cuando cae agua…
–¡No!
¡No! Como cuando cantan las ranas, nada –repelió, con su impertérrita tozudez, el
zafio.
Me
suena esto a lo sucedido en el Congreso durante el debate del estado de la
nación. Estoy viendo a Rajoy, en
línea con el estilo cerril del chabacano ranero, apelando a los batracios para
convencer a la ciudadanía de la salida de la crisis, ausente de rubor y sin
prejuicios, como él propio dice, y eso, con el paro, la pobreza, la desigualdad
y el choriceo. Los interlocutores más importantes de la oposición le respondieron
con sus ilusos idearios, que ya casi nadie se cree.
A lo
mejor, esos apolillados líderes de pacotilla, con sus intereses partidistas,
que no generales (unos más y otros menos, todo hay que decirlo), están haciendo
algo bueno por el país, y es crear la desafección definitiva en los políticos
habituales que nos han llevado a este desatino, y que tanto se empeñan por
mantener. Por ese motivo, las penúltimas encuestan indicaban la pérdida de confianza
en los dos grandes partidos en favor de los otros dos que les siguen. Pero las más
recientes dicen que, esos dos segundones, también están perdiendo sus arrebañados
votos, que pasan a nuevos partidos minoritarios. ¿Será el fin, por fin, del maldito
bipartidismo?
Es
anecdótico que, aquí, entre las nuevas opciones políticas, la ultraderecha no tenga
relieve, algo que sí está pasando en el resto de Europa; esto es fácil de
entender, nosotros la tenemos ya incrustada en el gobierno.
J.V.G.
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