28-02-2014
LA CARA Y LA CRUZ DE LA SEMANA
Dos acontecimientos
han marcado los últimos días, y ninguno de ellos ha sido la pantomima del
debate electoralista del estado de la nación. ¡Vaya políticos que tenemos!
El
hecho triste ha sido la muerte de Paco
de Lucía, gran persona y un Dios del flamenco, la guitarra y la música. A
su vez, con el maestro, se nos ha ido uno de los últimos fundamentos decentes
de la Marca España. El otro acontecimiento fue el programa “Salvados” de Jordi Évole, titulado “Operación
Palace”. A modo de documental, vimos, con pelos y señales, la realidad conspirativa
del golpe de Estado de aquel 23 de febrero, cuyo argumento estaba avalado por
eminentes periodistas como Gabilondo y
Onega. También apoyaban la misma
tesis algunos políticos (pero de esos no nos podemos fiar, bueno, del gremio de
los periodistas, lamentablemente, tampoco). Todo en el documental era mentira
(tan mentira, seguramente, como lo otro que nos han contado, pero que nos hemos
creído porque lo decían en la tele).
Algunos
caciques de la comunicación del bando retrogrado han puesto el grito en el
cielo por el montaje de Évole; son los
mismos mentirosos y manipuladores de la historia (y del presente). Pero una
cosa quedó clara a los que no le debemos nada al antiguo régimen tiránico: nos
están engañando como a españoles (decir como a chinos es, ya, cosa del pasado).
Seamos
curiosos e indagadores, que no nos maten el espíritu crítico. ¡Bravo, Évole!, por ser el periodista más
fiable de los últimos tiempos, que has realizado el mejor programa que he
visto, delator de la falacia y de la falta de transparencia que nos acogota y
que, además, nos invita a pensar. Y, adiós, Paco de Lucía, te recordaremos y te seguiremos escuchando.
J.V.G.
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