10-10-2014
EXCALIBUR
El ébola
ya está aquí, ya nos lo trajeron, costó, un montón de euros, pero, por fin, lo
lograron. Y el virus franqueó las fronteras del cuerpo de, al menos, un cura. Ahora,
anda en libertad por nuestras tierras. Según la ministra de los recortes en Sanidad,
Ana Mato (curioso apellido el de la ministra encargada de gestionar
esta crisis), se están buscando los fallos en los protocolos. Pero, ¿puede
haber fallos en un protocolo gestionado por nuestras eminencias? Sobradas
muestras de buen hacer los avalan, a recordar: el Prestige, el Yak-42, el metro
de Valencia, el 11 M, etc.
La
primera afectada por el virus fuera de África, Teresa, que atendió a los curas infectados, se fue de vacaciones
tras morir el último paciente. Le entró fiebre y astenia (cansancio), fue al
médico y la mandaron a casa con una receta de paracetamol. Unos días después, habiendo
empeorado y, ya, aplanada por los estipulados 38,6 grados, una ambulancia
convencional, en la que el personal asistía sin protección alguna, la traslada
al hospital.
Y,
la ministra, buscando posibles fallos.
No
olvidemos que un sanitario del Carlos III denunció las insuficiencias del
centro para enfrentarse al ébola. Explica que los protocolos fueron enmendados
“a gusto de Sanidad”, que el personal no los recibió ni fueron expuestos para
su conocimiento, y, que no se impartieron cursos formativos y de capacitación
para actuar en estos escenarios. El sanitario denuncia que los trajes se
rasgaban, que se suplían las calzas por bolsas de plástico, que no disponían de
escafandras completas y que se hacían apaños para cubrirse la cara con cinta de
carrocero.
¿Que
dónde están los fallos? En Excalibur,
el perro de la familia, sacrificado con premura. Problema resuelto.
J.V.G.
¿Que dónde están los fallos? |
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