17-07-2015
VUELTA LA BURRA AL TRIGO
Merkel no es Hitler. Tampoco Alemania es la misma de
entonces. Incluso reconocemos que no todo el mal viene de Alemania, aunque se
haya convertido en el portavoz más significativo de esta corriente atroz. Dicho
esto, podemos observar que las ansias imperialistas tienen un tufillo parecido.
En su libro ¡Indignaos!, Stéphane Hessel advertía que a los nazis se les
veía venir con sus vestimentas marciales y su maquinaria de matar, pero a los
de ahora no, vienen de incógnito, su arma es la pluma estilográfica y el campo
de batalla una mesa en despachos respetables. Son los poderes financieros.
Decía también Hessel, reflexionando sobre los jóvenes: “ahora se juegan
la libertad y los valores más importantes de la humanidad”. Certero veredicto.
Si Alemania puede presumir de su milagro económico,
se debe a la anulación de su deuda externa en el Acuerdo de Londres de 1953,
que fue de un 62%.
Pasado los años, nadie se acuerda de nada, los
judíos eliminan palestinos y los alemanes presionan a los griegos para que
paguen lo que ellos no pagaron.
Y lo más curioso, se resarcen con Tsipras
después de años de un gobierno de su calaña que trampeó hasta la extenuación, a
sus paisanos y al resto de Europa. ¿A qué tendrán miedo? ¿A otra manera de
hacer política?
J.V.G.
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