24-06-2016
EL JEFE DE LAS CLOACAS
Mi
ministro favorito, el del Opus Dei, que, por casualidades de la vida, también
es ministro de Interior (algo, para él, menos serio e importante), ha recibido
el impacto de un torpedo en su línea de flotación. Su ángel Marcelo, que tanto
le ayuda a buscar aparcamiento, no estuvo atento a las grabaciones que ahora
conspiran contra él. No sabía mi querido ministro que Marcelo es como Rajoy, una tumba, tan discreto, que su
mano derecha no sabe lo que hace la izquierda.
Como
es del Opus, el ministro no considera pecado utilizar su cargo y los medios del
Estado para atacar a sus adversarios políticos buscando pruebas que los perjudiquen
(verdaderas o falsas, da lo mismo). Y, si eso, se echa un paternóster en el
Valle de los Caídos.
Pobre
ministro, lo echaré en falta después de las elecciones, a él y a su eficacia, con
el cariño que te tengo. Pero, todavía le queda algo por hacer, pues será el máximo
responsable de supervisar el recuento de los votos del próximo domingo. Tendría
que venir a Zamora, en la que, si tenemos en cuenta los comicios de diciembre, Unidos
Podemos está a sólo 2.700 votos de arrebatarle al PP un diputado en la
provincia.
J.V.G.