21-06-2013
YO TAMBIÉN TUVE UN SUEÑO
¿Por
qué, para salir de la crisis, el Gobierno actúa de manera contraria a lo que
recomienda la prudencia y el buen hacer? ¿Por qué, ahora que la diferencia entre
clases se hace más palmaria, siendo los ricos más ricos y más pobres el resto, su
política se empecina en estimular estas diferencias? ¿Qué está pasando aquí?
El
pueblo quiere un rumbo diferente: que se declare ilegítima la deuda que no sea
pública; que se sancione el fraude fiscal; que cesen los privilegios a los
políticos; que se eliminen las diputaciones y, sobre todo, el senado (para lo
que sirve); que se le expropien las viviendas a los bancos (dueños ahora de
ellas con trampas y abusos), eso como primer paso, y después que se nacionalice
la banca, lo mismo que las empresas de los sectores estratégicos; que la
sanidad y la educación vuelvan a ser de calidad y públicas; que las pensiones
sean decentes y equitativas (para eso se ha cotizado); que se deje de
subvencionar a la Iglesia, a la Monarquía, a la banca y a los grandes magnates
de lo privado; que se proteja a los desempleados y a los más vulnerables; que
se juzgue imparcialmente a los defraudadores, a los corruptos y a los
responsables de esta estafa llamada crisis (y que se les castigue y cumplan sus
condenas después de reembolsar lo que no es suyo); que las actividades públicas
y los dineros que en ellas se invierten sean verdaderamente transparentes
(queremos saberlo todo); que se sustituya esta Ley Electoral por otra que
permita una verdadera participación democrática; que se modifique la caduca constitución
que permite estos desajustes, y que sienta las bases para que sigan ocurriendo.
¿Se me olvida algo? Seguro, pero, ¡socorro!, se acaba la columna.
J.V.G.
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