jueves, 29 de agosto de 2013

AJOS COMEN, ARDE SAYAGO Y SE LEVANTA, columna publicada en El Día de Zamora
30-08-2013


ARDE SAYAGO Y SE LEVANTA
Generosa tierra de encina y de roble, de pueblos graníticos, huesos de piedra y piel de cereal, tierra de arribes, de pastos, de sembraduras y de hombres duros, duros como la miel. Esa es mi tierra. En ella descubrí la sabiduría, la verdadera sabiduría, no la de los libros ni la de las rimbombantes palabras, sí la de la Tierra, la de la noble labor del trabajo y las ilusiones aplacadas por el frio y el sol, la de la prosperidad del día a día, al cobijo del amable fuego casero con el caldero de cobre colgado de la llar, de los gruñidos del cebón sacrificado, de los balidos de las ovejas y de las vides de racimos prietos y peleones. Pero, ahora, Sayago arde con el fuego enemigo, provocado por algún malnacido en su puta inconsciencia. Vuelve la historia, que Sayago está acostumbrado a quemarse en la soledad del ardoroso páramo, apechando con puños cerrados su propio destino hasta enderezarse otra vez, para encorvarse nuevamente por los lances de su estrella.
¿Qué habría dicho Sebastián Prieto, Teresa la de Felicísimo o mi tío Julio sobre este fuego despiadado y cerril? Sé que sus bocas no hubieran pronunciado lamentos baldíos que no tienen nada que ofrecer, sé que sus palabras no serían para niños bien educados en escuelas de pago. Ellas llevarían, como siempre, la esencia y bravura de la tierra virgen.
Guarda Sayago en sus entrañas el secreto del Hombre. Mi amigo Isaac Garrote me mostraba el otro día los árboles más viejos de Monumenta, de los más viejos de todo Sayago, afortunadas encinas retorcidas de majestad centenaria. En sus manos, en su presente y en sus recuerdos, como chamanes indígenas, Isaac y otros lugareños guardan el viejo conocimiento que transmiten a quien esté dispuesto. Que no se pierda, que esa sabiduría es oro que ningún incendio podrá quemar.


J.V.G.
Quejigo de Monumenta, conocido como Encina Macho

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